África es un continente rico, pero no lo son los africanos. Níger es un país rico en uranio, el combustible de las centrales nucleares; la República de Guinea Ecuatorial es un pequeño pais pero rico en petróleo, la República Democrática del Congo lo es en oro, cobre y diamantes, al igual que lo son la República Centroafricana y Chad y Sierra Leona. Estos países son ricos en recursos como otros muchos países africanos, pero, según el Índice de Desarrollo Humano, África sitúa a 38 (más del 70%) países entre los 50 menos desarrollados del mundo.
La mayoría son ricos, pero sus riquezas no mejoran la vida de sus ciudadanos, no llegan hasta ellos: se pierden en gran parte entre las multinacionales mineras e inversores occidentales.
A finales de los años 70, con el mundo occidental sumido en las consecuencias de la crisis del petróleo de 1973, el precio de los hidrocarburos y de las materias primas estaba por las nubes. Los países africanos, cuyos yacimientos de petróleo y carbón estaban nacionalizados, multiplicaron sus ingresos por exportaciones y se convirtieron en los proveedores del desarrollo mundial.
El flujo de dinero entrante propició que los países africanos entraran en una dinámica de gasto descontrolado que aumentó las deudas nacionales.
Para seguir explotando la materia prima africana, Occidente idealizó un mecanismo denominado Servicio de Ajuste Estructural, que consistía y consiste en ofrecer una rebaja de la deuda del país a cambio de aceptar una serie de condiciones que normalmente pasan por la pérdida de decisión en lo económico y por la privatización de recursos. Un proceso privatizador que se basa en dos principios:
1) Los países africanos no saben gestionar sus minerales.
2) Como no saben, tienen que dejar la explotación de sus recursos a los expertos: las grandes multi- nacionales mineras.
De esta forma, muchos países africanos facilitaron la entrada de los inversores occidentales. Los africanos no tenían margen de maniobra para negociar los precios de las materias primas por falta de especialización e inexperiencia, situación que occidente supo aprovechar y sacar el máximo provecho. Muchos países afircanos llegaron a firmar acuerdos de cooperación de una duración de un siglo con condiciones prácticamente repugnantes para África y sin embargo fructíferas para occidente.
Casos similares pueden encontrarse también en América Latina donde Países como Venezuela, Cuba, Colombiaz etc. están fundidos en continua inestabilidad económica por un conflicto de intereses entre los paises occidentales y América del Norte.
Las ventajas de contar con una población formada, especializada y experimentanda podrían ser fundamentales: crearía oportunidades de trabajo para la población local, un entorno de de trabajo más seguro y con mejor equipamiento, un mayor control de los recursos que se explotan y la fiscalización de la actividad minera por los propios trabajadores.
África tiene los recursos y Occidente la tecnología. Ambos deben crear una red de cooperación bilateral basada en el respeto de la carta de las naciones unidas sobre los Derechos Humanos, de los estados soberanos y constitucionales, la coordinación, el compromiso, el intercambio de información, la formación y la actualización de las últimas tecnologías.
Sólo así y únicamente así África conocerá un desarrollo socio-económico exponencial, sólido y emergente.
África es una tierra formidable!
Muy fértil, con abundantes lluvias y muchos recursos agrícolas. Además, ¡hay minerales, oro, petróleo y una gran variedad de metales!
África no es pobre, más bien es manejada pobremente.